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domingo, 13 de junio de 2010

Habilidades y prejuicios de los docentes en actividades de formación virtual

Resumen En el presente escrito se aborda como parte de la contextualización la Educación a Distancia como un nuevo paradigma dentro del ámbito Educativo; en el desarrollo se la necesidad de incorporar a los docentes en actividades de formación a distancia, la identificación de habilidades requeridas, competencias y los prejuicios que influyen en las actividades formativas de estos, así como el rol que desempeñan en esta modalidad de involucrarse en el uso de la Tecnología. Educación a distancia En la presente década, nos hemos enfrentado a fenómenos educativos y tecnológicos que repercuten fuertemente en la sociedad, hemos sido participes del desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el ámbito educativo dirigido a la superación educativa. “La utilización de la educación a distancia basada en las TIC, resulta ser la fórmula más adecuada para la solución del rezago educativo, particularmente en el nivel medio superior y superior” (García, 2007, p. 124), en este sentido; la tecnología es vista como el cúmulo de herramientas indispensables y perfectas en erradicar el rezago educativo apoyando la educación a distancia como una alternativa. El hablar de educación a distancia implica hablar de un nuevo paradigma dentro del ámbito educativo, es ver desde otra perspectiva el contexto que promueve el proceso enseñanza y aprendizaje, diseñado con el propósito de ampliar el panorama a través de distintos medios y caracterizados por la separación física o temporal entre los involucrados. Ante este precepto es pertinente identificar algunas habilidades, competencias y hacer mención de los prejuicios a los que se enfrentan los docentes y que influyen en sus actividades formativas virtuales. Parafraseando a Martínez (2008, p.2) uno de los problemas a los que se enfrentan los profesores de la generación digital es la manera de involucrarse en esta práctica, la actualización y el fortalecimiento de habilidades; aunado al encontrarse con prejuicios o percepciones articuladas que tienen que vencer caracterizados por no concebir la interactividad como una habilidad para dicho proceso; refiriéndose al intercambio de puntos de vista, comentarios, retroalimentaciones y buena comunicación que produce un cambio trascendental, no sólo en la educación, sino en toda la sociedad. La educación a distancia se observa como una estrategia para “operacionalizar los principios y fines de la educación permanente y abierta” (García, 2008, p. 1) de manera que cualquier persona, alumnos, docentes o la comunidad educativa en general tenga acceso a los contenidos en cualquier momento y espacio, convirtiéndose en sujetos protagonista de su propio aprendizaje, capaces de auto-regularse y ser conscientes de su propio conocimiento, es decir, capaces de establecer qué saben, y qué no saben y deben comprender. La persona (alumno, docente), es capaz de analizar su propio desempeño, evaluarlo y actuar en consecuencia de su propia evaluación. (Khvilon, 2004, p. 39). Es pertinente recalcar que en la educación a distancia, se pretende crear un entorno real y posibilitar un enfoque en el que “el conocimiento no pase de los autores de textos a los educadores de docentes, de los educadores a los docentes y de los docentes a los alumnos, por el contrario, el conocimiento viene de todas direcciones, y los roles de estudiantes docentes y educadores son intercambiables (Ibidem, p. 182), es por ello, que los docentes desde el enfoque constructivista son co-alumnos en quienes recae gran parte del proceso de enseñanza y aprendizaje, a diferencia del tradicional, donde el eje central era el docente, como lo refiere Marqués (2001, p.1) estos transmitían el conocimiento directo a los alumnos determinando el nivel cognitivo de estos en una estructura piramidal, donde cada nivel sucesivo representaba un mejor alumno; en los niveles más altos de la pirámide estaban los mejores alumnos, los que contaban con las mejores calificaciones y que podían enseñar a los otros el contenido que habían aprendido. Hoy en día, “más que a una pirámide, este modelo se asemeja a un círculo, donde los profesores no son una élite” (Khvilon, op.cit., p.182) sino que forman parte del proceso dada la transformación de los contenidos, en muchas ocasiones ellos, ni siquiera pueden mantenerse actualizados debido a situaciones propias de sus Instituciones o aspecto personales y laborales. Formación continua: Habilidades y prejuicios Como se puede observar hoy en día, las transformaciones que se planteaban en la educación a través de la inclusión de los medios tecnológicos no ha tenido el impacto esperado “el uso de las tecnologías de la información y la comunicación compensan las limitaciones de la educación tradicional” (Cely, 2006, p.3), en este sentido, hago mención que el rol de estas herramientas es de apoyo a los elementos ya existentes en el proceso de enseñanza y aprendizaje: contexto, metodología, recursos y materiales. Resulta provechoso ir involucrando a los docentes a las actividades de educación a distancia cítese talleres, cursos de formación digital; uso de herramientas como buscadores, manejo de internet, búsqueda de recursos educativos, de comunicación e interacción con otros espacios, pues durante su actividad laboral, habrán de encontrarse con alumnos que pertenezcan a una nueva generación, una generación digital en la cual el aprendizaje y sobre todo la información ya no es estática ni ofrecida por el profesor; sino cambiante, verídica, de dudosa procedencia, narcotizante, o de escaso contenido. Refiriéndome a Marqués (2000), la formación docente, está impactando en las redes de comunicación, formación, educación y va cambiando la forma de enseñar, aprender y educar. Al enfrentarse a esta era digital los profesores se ven en la obligados a integrarse a actividades digitales y el uso de herramientas tecnológicas que los excluyan de la brecha digital, modificando con esto sus competencias personales y profesionales. Para cubrir esta carencia, existen espacios de formación virtual a través de los cuales se ven modificadas sus funciones y roles; sin embargo, ante esta postura, el docente se ve influenciado por prejuicios de diversa índole. Los prejuicios personales, emocionales, laborales y sociales recaen en el desempeño de las actividades de formación virtual de los docentes, haciéndose presentes al momento de integrarlos a su vida laboral y personal, tales como la “crisis de la mediana edad” en los docentes adultos intermedios en una edad de 30 a 60 años, respecto al desarrollo intelectual donde se indica que la gente de edad intermedia puede aprender, a menos que piense que no puede (Fernández, 2006) como es el caso de algunos docentes adultos intermedios que hacen esta referencia, las nulas habilidades que poseen, la escases de motivación, la poca credibilidad en las actividades, la resistencia a aprender algo nuevo, el analfabetismo digital y el enfrentarse al cambio en la práctica profesional. Uno de los agentes tecnológicos que apoyan a los docentes a hacer frente a los prejuicios, son los dinamizadores , personas especializadas en el uso de las tecnologías educativas que brindan apoyo al docente en su desempeño motivándolos a aprender; logrando que exploren, diseñen, descubran, inventen y aprendan a través de su experiencia docente a manipular diferentes herramientas. Hago mención de algunos de los prejuicios que son visibles y expresados por los docentes con los que trabajo al involucrarlos a las actividades de formación a través de entornos virtuales. Primeramente, y coincidiendo con lo antes mencionado, refieren como un problema grave, su edad, indicando que ya son personas adultas a punto de jubilarse y que no requerirán de este nuevo aprendizaje para su vida futura, además que ya no pueden aprender con facilidad, incluso, se resisten a tener un acercamiento con los equipos de computo por temor a descomponerlo o presionar alguna tecla y no saber qué hacer. Mencionan que este tipo de prácticas es apto para los jóvenes, pues ellos ya han sido formados de otra manera y consideran casi imposible “empezar” de nuevo; indican que requieren primeramente tener un acercamiento lento y paciencia por parte del dinamizador, pues son de aprendizaje lento. Algunos tienen la disponibilidad, pero no la disposición para tomar algunas sesiones o cursos de formación, incluso, se ven temerosos al saber que sus alumnos saben más que ellos en el uso de las tecnologías. En este sentido, es preciso recalcar que los entornos virtuales requirieren desde nuevas capacidades hasta nuevos comportamientos y actitudes, competencias personales, sociales y profesionales, que permitan al docente conocer y saber utilizar los principales buscadores, bibliotecas y bases de datos, saber localizar listas de discusión, grupos de discusión y web, evaluar la calidad de la información, es aquí donde debemos considerar que el docente “adopte el rol de alumno y se haga sabedor de que es posible aprender nuevas cosas nuevas (conocimientos y habilidades)” (Khvilon, op. cit., p. 182). Mi tarea como dinamizadora comienza por motivar a los docentes a acercarse al uso y trabajo con las TIC, conocer las características básicas de los equipos e infraestructuras informáticas, propiciar una alfabetización digital a través de actividades lúdicas, incitarlos a arriesgarse a enfrentar esta nueva forma de aprendizaje, haciéndoles ver la importancia de utilizarlas y los beneficios que traen estas en su práctica, así como su participación en actividades de formación, para poder interactuar con docentes de otros lugares e intercambiar puntos de vista, comunicarse a través del messenger, el chat, el correo electrónico utilizando las principales herramientas de Internet.; así mismo, al verse inmerso en actividades de formación a distancia, fácilmente trabajarán actividades de tipo curricular y formativas con sus alumnos. Un ejemplo de espacios de formación virtual donde se puede participar en propuestas de formación permitiendo ampliar los conocimientos y explorar nuevas herramientas y recursos, es la plataforma Educared, la cual ofrece actividades de actualización formativa para docentes, donde participan en tareas en las que utilizan directamente la tecnología, participación en foros, búsqueda de recursos con contenido curricular, actividades colaborativas (Wiki), apoyos pedagógicos, buenas prácticas y elaboración de Web quest, todas estas actividades apoyadas por el dinamizador, tutor o formador virtual como factor de motivación hacia los docentes al incitarlos a atreverse a tomar esta propuesta en el proceso de enseñanza y a aprendizaje, no como la mejor modalidad, sino como una de las formas de involucrase en el uso de la tecnología. Una de las claves para apoyar los procesos de formación continua es la actualización de los docentes como lo menciona Gros (2007, p.10), a través de espacios virtuales de aprendizaje, por lo que resulta indispensable su participación en cursos para estar al día con la tecnología en lo que respecta a la materia o asignatura y el mejoramiento de las habilidades didácticas. Cabero (2004,p.2) supone una formación docente centrada en el diseño de las situaciones y contextos de aprendizaje, en la tutorización y en las estrategias comunicativas. Mientras que para Gros (2007), es necesario rescatar las necesidades formativas de los docentes en su formación inicial y continua teniendo como eje central la utilización de espacios virtuales de aprendizaje. En este sentido y resaltando a Gros (2007), hago mención que es pertinente que el docente se enfrente a una formación continua apoyándose de las herramientas tecnológicas reconocidas y siendo poseedor a la vez de cualidades propias de su práctica docente (paciencia, el control y el respeto) para encarar una nueva estrategia técnica y metodológica del proceso enseñanza y aprendizaje donde el precepto siempre será “aprender haciendo” como uno de los principios de la educación, ya que en este tipo de tareas, la constancia en la práctica es indispensable para ir familiarizándose con cada una de las herramientas y sus funciones. A modo de conclusión, es propio rescatar la Educación a distancia como un nuevo paradigma dentro del ámbito educativo, caracterizado por la separación física o temporal entre los involucrados, manera que alumnos, docentes o la comunidad educativa en general tenga acceso a los contenidos en cualquier momento y espacio, convirtiéndose en sujetos protagonista de su propio aprendizaje, capaces de auto-regularse y ser conscientes de su propio conocimiento. Debido a las exigencias de la temporalidad, es preciso involucrar a los docentes a las actividades de acercamiento digital y el uso de herramientas tecnológicas de manera que a través de ellos se les excluya de la brecha digital, requiriendo del fortalecimiento de habilidades y eliminación de prejuicios, que surgen por factores de diversa índole en la vida profesional y personal de los docentes. Para disminuir el efecto de los prejuicios docentes, es preciso el papel del dinamizador para motivar a los docentes a aprender a través de su experiencia a manipular diferentes herramientas, a atreverse a tomar esta propuesta en como una de las formas de involucrase en el uso de la tecnología, a arriesgarse a trabajar con ellas para su beneficio personal y laboral al compartirlo con sus alumnos y hacerse participes de las actividades de formación virtual como una herramienta de actualización Referencias • Álvarez, F. (2007). Creencias y prejuicios en la formación de docentes Recuperado el 15 de Mayo de 2010 de http://mt.educarchile.cl/MT/Falvarez/archives/2007/09/creencias_y_prejuicios_en_la_f.html • Cabero, J. (2004). La formación virtual: principios, bases y preocupaciones. Recuperado el 20 de Mayo de 2010 de http://tecnologiaedu.us.es/bibliovir/pdf/87.pdf • Cely, N.(2006). La tecnología como herramienta para mejorar la calidad de la educación. 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